¿Y si pudieras adentrarte en la mente de tu cliente y saber exactamente qué quiere? Suena interesante, ¿verdad? Hoy, te contamos las claves y técnicas para conocer mejor a tu cliente.
Aunque parezca sacado de una película de ciencia ficción, existen métodos para explorar el subconsciente y conseguir información que puede ser clave para tus campañas de marketing. Pero, el neuromarketing va un paso más allá de los estudios de mercado convencionales, y puede ayudarte a conectar con tu público a un nivel más profundo. Por tanto, desde Sr. Potato, queremos compartir información sobre esta disciplina tan innovadora.
Cada día, nuestro cerebro recoge todo tipo de datos sobre lo que nos gusta, queremos, o necesitamos y, una gran parte, se almacena en el subconsciente. Aquí es donde entra en juego el neuromarketing: aplica técnicas de neurociencia que analizan las reacciones del cerebro ante distintos tipos de estímulos.
Por otro lado, saber qué impulso o emoción despierta tu producto en el consumidor a este nivel, resulta clave para mejorar su experiencia y facilitar el proceso de venta. Pero, ¿dónde se graba la información y cómo influye en las decisiones de compra?
El cerebro se divide en tres partes:
- Neocórtex: analiza racionalmente e influye en las decisiones más importantes que requieren valorar pros y contras.
- Límbico: se encarga de los sentimientos y, por tanto, está relacionado con las compras impulsivas y emocionales.
- Reptiliano: controla las funciones vitales, como respirar y comer. Se activa en compras diarias y más básicas.
¿Cómo se accede a esta información? La tecnología va de la mano de la neurociencia y, mediante distintos aparatos, se pueden detectar las reacciones de una persona ante un producto o anuncio. Algunos de los métodos más utilizados son:
- Software de reconocimiento facial: detecta las expresiones del rostro, como sorpresa, felicidad, o, incluso, rabia.
- Electroencefalogramas: a través de sensores, se monitoriza qué zonas del cerebro se activan a la hora de tomar decisiones.
- Eye-tracking: como su nombre indica, rastrea el movimiento del ojo: detecta adónde se dirige la mirada en una imagen, cuánto tiempo se detiene en una palabra, o incluso, la dilatación de la pupila.
¿Qué tipo de estímulos pueden analizarse?
1. Visuales
En primer lugar, tanto los colores, como las palabras que funcionan como gatillos mentales, y los números provocan distintas reacciones. Por ejemplo: la primera impresión siempre dirá que 299,99 € es mejor que 300 €, por mucho que no haya ni un céntimo de diferencia.
2. Auditivos
Por otro lado, que las tiendas de ropa parezcan discotecas cuando están en rebajas, no es casualidad . Además, un ritmo acelerado a un volumen alto nos anima a comprar de manera más impulsiva. De igual manera, otros ritmos más pausados o más pegadizos, pueden determinar que un anuncio sea memorable o no.
3. Kinestésicos
Finalmente, aquí entrarían el resto de los sentidos: tacto, gusto y olfato. Aunque es menos utilizado, ya que se limita al contacto físico o cercano con el consumidor, funciona de maravilla. Basta recordar cuando pasas por delante de la panadería y te llega ese olor a pan recién hecho, ¿a quién no se le hace la boca agua?
En Sr. Potato, te traemos las claves y técnicas para conocer mejor a tu cliente y enfocarte en sus necesidades reales. Ahora que sabes cómo despertar emociones y reacciones en tu público objetivo, ¡es hora de llevarles a la acción! ?